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Los días de capacitar habilidades técnicas complejas armados solo con un manual en PDF están pasando a un segundo plano. Una nueva ola de aprendizaje inmersivo (XR), y en particular la Realidad Aumentada (AR), está transformando la formación laboral al permitir a los colaboradores y estudiantes practicar en escenarios del mundo real sin consecuencias reales. Este enfoque denominado “riesgo cero” está demostrando ser revolucionario en sectores críticos para Chile, como la minería, la salud y la manufactura, donde un error durante el entrenamiento puede significar un accidente grave o costos millonarios en equipamiento.

“Cuando cambias la forma en que ves el mundo, cambias el mundo que ves. Esto es lo que permite la realidad mixta… Es la herramienta de aprendizaje definitiva”.
Satya Nadella, CEO de Microsoft

A diferencia de la Realidad Virtual (VR), que sumerge al usuario en un mundo 100% digital, la Realidad Aumentada (AR) superpone información valiosa (como instrucciones, advertencias o diagramas en múltiples escenarios) sobre el entorno físico del trabajador. Un técnico puede apuntar su tablet o celular a un motor complejo y ver guías de reparación interactivas sobre la pieza misma, o un estudiante de enfermería puede practicar un procedimiento sobre un maniquí mientras visualiza los datos vitales de forma digital. Este modelo de “aprender haciendo” o “Learning by Doing” reduce drásticamente la carga cognitiva y acelera la adquisición de competencias, permitiendo a los OTECs y empresas formar personal de manera más rápida, segura y efectiva.

Para llevar a la práctica este enfoque inmersivo, se requiere una combinación de hardware y software específico. En el frente del hardware, la Realidad Virtual depende de cascos o gafas, siendo los más populares los dispositivos autónomos (como la serie Meta Quest), que han bajado drásticamente el costo y la complejidad al no requerir un PC. Para la Realidad Aumentada (AR), la tecnología más accesible son los smartphones y tablets que los colaboradores ya poseen. Para tareas más complejas que requieren “manos libres”, se utilizan gafas inteligentes especializadas (como las HoloLens o Vuzix). En el lado del software, estas simulaciones se construyen utilizando potentes motores gráficos (como Unity o Unreal Engine) y, cada vez más, se empaquetan en plataformas de autoría de XR que permiten a los diseñadores instruccionales gestionar y desplegar el contenido, conectándolo a los LMS de la empresa para su seguimiento.

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